lunes, 9 de junio de 2014

Resumen: “¿Qué es una experiencia emocional?”. Libro: Metapsicología aplicada. D. Meltzer


El capítulo 2 de la Metapsicología aplicada inicia con dos reflexiones.

¿Cómo hemos de distinguir aquellos elementos del comportamiento que representan manifestaciones llenas de sentido de la personalidad pensante, de aquéllos que representan maniobras sociales de adaptación instintivas o aprendidas?

¿Cómo hemos de hacer para diferenciar en nuestros pacientes y en nosotros mismos aquellos fenómenos que resultan de las experiencias emocionales sujetas a la formación simbólica, el pensamiento, el juicio, la decisión y las posibles transformaciones a un lenguaje, de aquellos otros que son habituales, automáticas y no intencionales?

A continuación hace un breve recorrido histórico.

El pasaje de un modelo estructural llevó a Freud desde una ciencia explicativa preocupada por las causas, a una ciencia descriptiva más preocupada por el significado. Estaba todavía atrapado por toda la tradición filosófica aún no desafiada, según la cual la razón está atada al lenguaje y el pensamiento es sinónimo de lógica. Para Freud, el sistema inconsciente seguía siendo un pantano de confusión primitiva, en tanto que el pensamiento comenzaba en el pre-consciente, donde las representaciones cosas eran reemplazadas por representaciones palabras.

Klein empujó ese límite hasta los primeros días de vida post-natal, a través del concepto de la fantasía inconsciente. Debía tomarse como algo ligado a la propia naturaleza del animal humano, como parte de su historia vital. El mundo interno de objetos cobraba forma a través de la interacción de la proyección e introyección, sin preocuparse por interrogantes conceptuales.

Money-Kyrle enfrentó el problema del desarrollo cognitivo planteado por la visión de M. Klein.

W. Bion desarrollo el supuesto tácito según el cual el pensamiento forma parte de la historia natural de los seres humanos. Comenzó a observar las evidencias perturbadoras del pensamiento e incapacidad para pensar en algunos de sus pacientes. Una de las ideas medulares de su teoría sostiene que si ocurre una experiencia emocional y ésta no es procesada para formar representaciones simbólicas que pueden ser usadas para sueños, pensamientos, memoria, pensamiento, juicio, decisión y acción, será necesario evacuar los incrementos de estímulos.

Al plantearse qué es una experiencia emocional y cómo podemos saber qué está sucediendo en nosotros o en otra persona, según Bion estaríamos tratando de definir la diferencia entre la actividad mental humana y la subhumana, es decir, entre la actividad de la mente y entre la del cerebro. Bion nos ha hecho saber que gran parte de nuestra vida es vivida en estado de desmentalización, es decir, fuera del área en la cual las experiencias emocionales son aceptadas y se observan y se piensan acerca de ellas mediante la simbolización del significado de las emociones evocadas. Bion nos ha proporcionado un formato básico para la descripción de la disrupción del pensamiento incipiente a través de lo que denominó la función alfa operando en forma invertida para producir elementos huellas de yo y superyó. De manera que la formación simbólica comienza, pero encuentra tal dolor mental que canibaliza lo que ha comenzado a formar, y los deshechos producidos por este nuevo proceso contienen retazos de sentido adheridos a sus fragmentos.

Según Bion existe un proceso que denominó aprender de la experiencia que nos ayuda a distinguir las experiencias emocionales de los estados de excitación o bombardeo de estímulos.

El bebé humano es capaz de responder ante la belleza del mundo y ante su inevitable fragilidad.

Elautor hace una clasificación de las emociones en: las que celebran la percepción de la belleza del mundo, otras que se lamentan de su fragilidad y otras provocadas por la tragedia de su perversión. M. Klein descubrió que la belleza exterior de la madre y el misterio de su interior despiertan la sed de conocimiento tanto como la de leche en el bebé. Bion subrayó que el impacto no es solamente frente a la belleza del cuerpo de la madre y su misterio, sino también frente a la de su mente. Consideró que este objeto admirado era un objeto combinado, materno y paterno, pecho y pezón, continente y contenido y lo designó con los símbolos de femenino y masculino. Pero si bien esta belleza y misterio despiertan la inteligencia del bebé para conocer, Klein claramente vio que también se despierta la estupidez de la envidia o lo que Bion  llamó emociones negativas. De esta manera Bion opuso las emociones negativas y positivas como los vínculos de las relaciones mentales humanas (amor L, odio H y conocimiento K frente a menos amor -L, menos odio –H y menos conocimiento -K).

Por ello, y según Bion una experiencia emocional es un encuentro con la belleza y el misterio del mundo que se despierta un conflicto entre L, H y K y –L, -H y –K. En tanto que el sentido inmediato es experimentado como emociones quizás tan diversas como los objetos capaces de evocarlas en esa forma inmediata, su significación siempre se refiere, en última instancia, a las relaciones humanas íntimas.

Si hablamos del sentido de este modo, donde la emoción constituye la manifestación primaria, la significación debe ser vista como su elaboración, dentro de la imagen general del mundo construida por la imaginación. Cada vez que una emoción da a luz una nueva idea, se desencadena un cambio catastrófico anunciado por la ansiedad catastrófica, dado que toda imagen del mundo debe reordenarse para dar cabida a la nueva idea.

En el texto se reserva el término relaciones humanas íntimas para las experiencias emocionales capaces de desencadenar el pensamiento.

El lenguaje puede ser visto como una sofisticación progresiva y no debemos sorprendernos si esa forma de simbolización es accesible incluso para el feto, de un modo primitivo, durante los últimos meses de gestación.

A continuación se comenta el caso clínico Marco, expuesto en la Universidad de Nápoles, en un seminario en el Departamento de Psiquiatría Infantil de la Profesora Anna María Galdo. La Dra. Mariella Albergamo hizo una presentación que se ajustaba al trabajo.

En las sesiones de terapia del caso Marco, se observaba como su protección frente a la ansiedad se transformaba en una comunicación intelectual que da la impresión de que sus emociones están desconectadas de sus ideas. Une sus palabras para expresar opiniones, pensamientos filosóficos y conceptos abstractos acerca de personas y emociones pero éstos, generalmente, carecen de resonancia emocional. Marco es un niño instrospectivo e inteligente que ha crecido en un ambiente de hostilidad entre sus padres, en un periodo de separación con la correspondiente lucha por su lealtad. El consecuente intento de enfrentar la crisis a través de un incremento de sus mecanismos obsesivos, no le permite ser capaz de seguir el paso a la aceleración de su capacidad para la observación, el deseo y la emoción. Desarrolla una visión de la belleza confundida con la idealización y el deslumbramiento del elitismo. Las sesiones de alguna forma logran aliviarlo y se sorprende por su grado de ansiedad frente  a la proximidad de las vacaciones.

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